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Aunque logren escapar de la destrucción, los egipcios los recogerán y en Menfis los enterrarán. Su plata más deseable se llenará de ortiga, y en sus viviendas crecerán espinos.

¡Entérate, Israel! ¡Ya vienen los días del castigo!(A) ¡Ya vienen los días de la retribución! Pero por causa de tu mucha maldad, al profeta se le considera insensato, y al hombre de espíritu se le aborrece. Ante Dios, Efraín es un vigilante; en todos los caminos, el profeta es una trampa de cazador, odiado en la casa de su Dios.

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